Antes de que la luz cruzara mi mirada,
era silencio donde el tiempo no era tiempo,
flotaba, liviana en el mar de lo no nacido,
espera sin peso, sin nombre, en la inmensidad del cosmos.
Vine al mundo en un suspiro de estrellas,
envuelta en el misterio del primer aliento.
La vida desplegó sus colores en la tabula rasa de un respiro,
Una pincelada en la eternidad fugaz.
Y cuando el último latido de mi ser se disuelva,
cuando el eco de mi voz se funda con el viento,
me sumergiré en el río que fluye hacia lo desconocido,
Océanos en luz de un nuevo amanecer.
Allí, donde el final se encuentra con el principio,
en un círculo perfecto de existencia,
mi alma explorará las orillas de lo eterno,
renacida en el ciclo sin fin, más allá del tiempo de del espacio, eterna, siempre eterna.
-Silvana Valenti
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